No tengo ganas de mirar
el rostro de los días
el pesar de las noches sin tu alegría
la noche amarga, la verdad
Y es que no es igual
esperar los días
sentado en la esquina donde te vi llegar
que mirar el reloj y las horas
sin dejar de pensar
que quizá me sentía
alejado de la realidad y que
no me querías, pues ahora
ya no estás…
Me siento aturdido
entre los abrazos perdidos
la nostalgia marinera
y el suave viento de meseta
que ruge sin pesar, sea junio o sea primavera
y que limpia las calles, la atmósfera callejera
de un Madrid, muerto a veces, sin luchar.
Confluyen en mis manos
el aire, la desazón y el desamparo
la suave brisa del mar, siempre anhela
el cariño robado, las noches en vela
el latir de tu corazón atrapado
entre las paredes
del no te amarán…
Sientes que todo se perdió
que ya no queda más que decir adiós
que la espera terminó
que vuelan los días, que nunca sucedió
y es que la vida te enseña
a levantarte cada día
con una tragedia
más que olvidar
Pues si no lo haces
tu corazón sucumbirá
a la tragedia del amor de tragedia
a los labios sin sentido
al sabor perdido
de tu piel, de tu boca
que ya no es mía, pues nunca lo fue.
Pero la esperanza no debe perderse
entre las ventanas de una habitación cerrada
o entre los labios que no besan nada
ni las lenguas que no hablan
Hay que luchar
sin parar, sin descansar
sin dejar que el agua
calme tu llama, sacie de penas tu alma
Esparce el alma, ahuyenta la desesperanza
lucha por lo que mereces
pues un día volverán
aquellos aburridos días
en que todo sabe a nada
y a nada, a nada tu
y a nada yo.
A nada la desesperanza
por un mundo mejor.
A no luchar por nada
sin pestañear y es que esto,
es porque tu alma
sucumbió…